Entrevistamos en exclusiva al reputado arquitecto Julio Touza, que, con más de 45 años de trayectoria, se declara profundamente apasionado por su trabajo. Agradecido también por poder divulgar sus conocimientos sobre arquitectura, Touza comenta para xm2news.com la actualidad del sector y la implantación de nuevas tendencias residenciales en España. Además, nos avanza los proyectos en los que su estudio se encuentra inmerso y nos descubre la esencia que caracteriza a Touza Arquitectos.
Pregunta: La primera pregunta es obligada, dada la situación actual. ¿Cómo ha surfeado esta pandemia y esta ola económica un estudio de arquitectura tan prestigioso como el suyo?
Julio Touza: Bueno, respondiendo a tu palabra de surfear, es verdad. Primero hemos cuidado, y después hemos atendido la buena disposición de nuestro equipo profesional en el estudio. Somos más de 60 personas. Sin embargo, en el estudio, desde hace un año no estamos más de cinco. Todos los demás, con muy buena voluntad, con muy buena disposición, con muchas ganas y casi como una aventura que está saliendo bien, están teletrabajando desde sus casas. Es decir, que surfeamos con calma, con pasión y buscando en lo posible, el viento favorable.
P.: Con más de 2.400 proyectos desarrollados en todos los ámbitos relacionados con el urbanismo y la edificación, Touza Arquitectos posee una experiencia y unos conocimientos muy a tener en cuenta a la hora de prever el desarrollo urbano de los próximos años. ¿Cómo cree que deben ser estos nuevos desarrollos urbanísticos en cuanto a usabilidad y movilidad de los espacios públicos?
J.T.: Es una pregunta curiosa, pero no por novedosa. Efectivamente abunda en las charlas, en los debates y en los coloquios: hacia dónde nos dirigimos, cómo debemos dirigirnos, qué actitud debemos adoptar o qué esfuerzos debemos orientar para que la ciudad, los barrios, el urbanismo y la arquitectura resulten óptimos para el ciudadano y sostenibles para la ciudad. En primer lugar, es importante saber que arquitectos y urbanistas deben implicarse con las administraciones públicas. La administración por sí sola no debe resolver los problemas, porque casi siempre los hace incompletos, mal o la deriva de voluntades políticas que casi nunca coinciden con la voluntad ciudadana. Y los arquitectos y urbanistas, a veces, si no tienen en cuenta a la administración, se equivocan de plano porque van a contracorriente de la voluntad popular.
Con lo cual, siempre lo primero es repensar los barrios, darles una cierta temperatura agradable, hacer que la ciudad se mistifique, que haya una relación e interconexión de actividades. Crear elementos pequeños, no grandes núcleos de ciudad en los nuevos barrios que pueden convertirse en sí mismos en ciudades y no tendría ningún sentido. Pero sobre todo, y es muy importante, hay que poner sentimiento, sentido común, conocimiento y un poco de pasión. La ciudad es para los ciudadanos y, especialmente, la arquitectura que conforma la ciudad, los espacios públicos que le dan alma y los elementos de compromiso social que la arropan. Todo ello debe estar imbuido por un gran sentimiento y por una, esto es muy importante, participación ciudadana, teniendo en cuenta siempre la sostenibilidad ambiental, el respeto al paisaje urbano y la consideración de que el centro último de la ciudad es siempre el ciudadano.
«Nosotros lo que buscamos en nuestros proyectos siempre es el respeto medioambiental»
P.: En relación con estos nuevos desarrollos, ¿usted considera que deben ir ligados a la construcción de edificios cada vez más sostenibles e inteligentes? Y ¿cuál diría que es el grado de importancia en sus proyectos de aspectos como la eficiencia energética o el confort de los futuros inquilinos?
J.T.: Cada vez más, desde hace algo más de 25 años, no solo nosotros, sino en general, todos los estudios de arquitectura nos implicamos más en que el planeta sufra menos. Y eso que parece que es una alegría de gran escala, lo convertimos en una propuesta desde lo menudo, para que entre todos y empujando, parezca que se cumple el axioma de que a favor del viento la vela va mejor y el barco navega en la dirección acertada. Nosotros lo que buscamos en nuestros proyectos siempre es el respeto medioambiental, el aprovechamiento de energías pasivas, minimizar la huella de carbono y utilizar materiales que tengan muy bajo consumo energético, desde su producción hasta su mantenimiento. Tenemos un compromiso notable y seleccionamos aquellos fabricantes que se implican precisamente en la reducción de la huella de carbono para que el planeta funcione mejor. Se necesitarán muchos años, muchas voluntades, mucho tiempo. Pero, poco a poco, grano a grano, proyecto a proyecto, lo vamos a conseguir.
Estamos muy implicados, yo diría implicadísimos. En todos los proyectos tengo una parte previa de investigación y una parte seria de memoria donde explicamos qué nos ha llevado a utilizar determinados conceptos, determinados materiales y determinados aprovechamientos energéticos. De tal manera que, desde la energía solar, captaciones fotovoltaicas, geotermias, aerotermias y todas las tecnologías posibles que vayan redundando en eficacias energéticas, son para nosotros fundamentales y utilizadísimas en el día a día. Ese es el camino y seguiremos en él confiando. Somos una avanzadilla entre los estudios de arquitectura de Madrid.
P.: ¿Qué piensa respecto a la construcción de viviendas industrializadas?
J.T.: Está claro que nosotros no podemos seguir construyendo ladrillo a ladrillo. Así lo hacían los romanos, así lo hacían los árabes… Pero estamos llegando a Marte. Si estamos llegando a Marte, hay que buscar sistemas en los que, lógicamente, sin tirar atrás la belleza, la elegancia, la calidad de un ladrillo, lo que utilicemos sean procesos de estandarización e industrialización que hagan que el sistema productivo en el sector residencial y en el sector de servicios, sea óptimo y que los rendimientos sean grandes. Sobre todo es muy importante saber que industrializar significa racionalizar los procesos. Y racionalizar los procesos significa minimizar los riesgos. Es decir, que si somos capaces de industrializar una gran parte de los procesos de construcción, estaremos cerca de construir una casa como se construye un coche: casi con absoluta perfección. Y por consiguiente, accidentes laborales apenas habrá (Dios quiera que no haya ninguno), la eficacia energética será máxima, los riesgos serán menores y, sobre todo, el control económico será óptimo.
Desde hace muchos años yo soy un martillo percutor que viene a decir a la gente que la industrialización es el camino a seguir, y que la prefabricación como parte de esa industrialización es lo que nos marca el futuro. Yo ya hace más de 35 años daba clases en la Escuela de Arquitectura de Madrid sobre estas asignaturas de industrialización y de prefabricación. Por eso soy un enamorado de estos conceptos. Soy un defensor a ultranza, y en todas mis obras intento utilizar elementos industrializados o elementos prefabricados, que van creciendo día a día y que se van imponiendo en el mercado.
P.: Ahora están repuntando tendencias como el Build to Rent, el Coliving o el Senior Housing. ¿Cree que estas nuevas formas residenciales tendrán una implantación significativa en España?
J.T.: Por ahora la están teniendo, sin duda, y la están teniendo porque no había nada en ese sentido. Cuando no hay nada, cualquier cosa que se haga ya parece algo, y cuando más que algo se hace bastante, parece mucho. Estamos muy lejos todavía de alcanzar el nivel de otros países europeos que sí van por delante en este sentido, especialmente los países anglosajones. Y vemos que, efectivamente, hay que apostar por ello, que tiene recorrido y que tiene futuro. Nosotros mismos estamos ahora haciendo residencias de estudiantes, edificios en coliving, y sobre todo muchos edificios en alquiler y en alquiler compartido. Claro que es el futuro, claro que estamos ahí, y claro que vemos que ese es un camino. No todo el mundo puede adquirir vivienda como un elemento de perseveración permanente porque lo temporal, que tiene además una dinámica de cambio, permite decir «hoy vivo aquí, mañana vivo allí, no estoy atado a una vivienda que me marca y me fija para siempre». Creo que es un camino abierto y las nuevas generaciones lo valoran más que los que ya tenemos una edad y nos consideramos más ligados a las piedras.
«La vivienda protegida ha sido una gran parte del sentimiento que ha movido mi vida y mi estudio»
P.: El mercado de la vivienda se encuentra tensionado principalmente en las grandes ciudades. Parece ser que las administraciones están optando por la vivienda asequible en alquiler, pero ¿qué sucede con la vivienda de protección que ofrece una solución a muchos jóvenes y la posibilidad de adquirir una vivienda en propiedad? Porque usted ha desarrollado muchísimos proyectos de vivienda protegida y siempre se ha caracterizado por ser un defensor de la misma. Entonces, ¿cree que se tiene que seguir apostando por ella? ¿Qué manera considera que sería la más adecuada de hacerlo?
J.T.: Lo importante es saber que las jóvenes generaciones necesitan vivir bien, cómodamente, y no necesitando siempre el 100% de su sacrificio permanente y costearse la vivienda. Las administraciones públicas tienen que poner los medios para que eso sea posible. No deben construir viviendas, deben hacer que otros que saben hacerlas las construyan. Ellas deben facilitar el suelo, facilitar los medios y facilitar la financiación. Si se consigue este equilibrio, que haga viviendas quien sabe hacerlas pero que facilite la posibilidad quien puede hacerlo, estaremos llegando a un punto magnífico hacia el que nos debemos orientar. Es decir, que el suelo se ponga de manera gratuita o casi gratuita en el mercado inmobiliario con las exigencias de control para que esas viviendas tengan un precio limitado en venta y tengan un precio limitado en alquiler.
Es tan grave, que la vivienda protegida ha sido una gran parte del sentimiento que ha movido mi vida y mi estudio. He hecho más de 30.000 viviendas sociales, viviendas de protección pública, de cualquier protección en muchas regiones y muchos países. Estoy orgullosísimo. Pongo el mayor cariño, el mayor énfasis, dedico el máximo tiempo en que sean mágicas y estamos consiguiendo unas viviendas de protección pública con unas calidades fantásticas.
Pero vuelvo a insistir, tanto si es en venta, porque los jóvenes tienen derecho a tener su vivienda propia, como si es en alquiler, porque los jóvenes tienen derecho a poder vivir fácil y cambiarse cuando se lo demande su actividad vital o su puesto de trabajo cambiante, pues la administración tiene que apoyar con suelo, con controles y con financiación. Y quien tiene que ejecutar son las constructoras y las inmobiliarias que, muy controladas por la administración, son las que saben poner en carga el bien final que es la vivienda. Hay que apostar por ello y es un camino magnifico, que además pone en valor ahora la Comunidad de Madrid que acaba de sacar a concurso concesión gratuita de suelo durante 45 años. Más de 6.700 viviendas para jóvenes en régimen de alquiler. Ese es un camino y por ahí debemos moverlo.
P.: Centrándonos más en la labor concreta de Touza Arquitectos, ¿cuáles son los principales proyectos que está desarrollando actualmente? Y, en concreto, ¿cuál es su próximo reto?
J.T.: Es hermoso decir que Dios o la voluntad de la naturaleza han sido generosos con nuestro estudio. Y desde hace ya muchos años, supongo que imbuidos por nuestro esfuerzo, nuestro conocimiento y nuestro compromiso, hemos tenido muchos encargos y hemos entregado muchas obras. Muchas no, muchísimas. Estamos orgullosos, tenemos un equipo fantástico con el estudio y estamos haciendo proyectos de gran envergadura.
¿Que qué estamos haciendo que nos de una ilusión especialísima? Estamos haciendo, por ejemplo, los primeros rascacielos residenciales de Madrid desde que se había construido la Torre de Valencia hace más de 50 años. Hemos construido en Madrid Río el edificio Riverside, un edificio simbólico y además, muy meritorio para una zona de la ciudad que lo estaba reclamando como gesto icónico de vida sensible. Estamos haciendo Skyline, que son dos edificios de gran altura con más de 600 viviendas, en lo que va a ser la recuperación de un barrio ligeramente degradado de Madrid. Y vamos a empezar otros dos edificios, también de unas 600 viviendas y unos 100m de altura. Pero en este caso, por primera vez en España, serán los primeros edificios en altura singulares de vivienda protegida. Es algo que todavía no conoce Madrid, y que saldrá muy pronto a la luz pública, cuyo proyecto ya ha solicitado licencia y que va a ser, seguramente, un reclamo magnífico para la juventud.
Estamos haciendo cosas curiosas y simpáticas que no tienen que ver solo con lo residencial, por ejemplo, con Philippe Starck, el monstruo del diseño universal. Trabajamos con un proyecto extraordinario en el campo vinculado al mundo del aceite, con un centro de interpretación, con un centro para fabricar aceites y derivados, con un pequeño hotel con encanto, con un lugar de diversión y ocio complementario vinculados a la naturaleza. Lo estamos haciendo en Ronda. También con Philippe Starck estamos haciendo un centro de rehabilitación de personas con drogadicción y drogodependencia, en un campo cercano de Madrid. Es algo muy hermoso para recuperar a aquellas personas que han sido perdidas por el mundo del alcohol o el de la droga… Lo hacemos con una gran ilusión.
Estamos haciendo cosas muy curiosas, pero casi todas vinculadas al mundo social, que a mí me atrae especialmente. Por ejemplo, estamos con una fundación vinculada al mundo de la formación y no tanto universitaria como sí de oficios que se han ido perdiendo. Se encuentra en Barakaldo y está promovida por la Fundación de Trabajadores de la Siderurgia Integral, que ponen un apoyo, una ilusión y una colaboración fantástica. Además, trabajamos para una constructora como es Avintia, en un proyecto que se llama Casa Avintia, que es una fundación orientada a que papás de niños con graves enfermedades, que solo pueden ser curadas en grandes hospitales de Madrid y que no tienen donde ubicarse cuando vienen a estar con sus hijos durante su proceso de curación, puedan quedarse a vivir en una especie de bungalows que estamos diseñando, rodeados de jardines. Le damos las gracias, por supuesto, a la Comunidad de Madrid, que nos ha cedido el suelo.
Y en el extranjero también estamos haciendo proyectos, aunque cada vez menos porque hay mucho que hacer en Madrid. Algunos de ellos son muy emblemáticos y tenemos pendientes dos elementos hospitalarios que habíamos empezado a desarrollar en Libia, pero que con la guerra se han quedado parados. Eran dos hospitales de carácter muy social en los que tenía puesta yo mucha ilusión. Por último, estamos, empezando con un proyecto para un grupo inglés, de carácter residencial, a las afueras de Madrid, vinculado al mundo de aire, la naturaleza y el agua, porque está cercano a un pantano. Será un lugar muy hermoso para vivir. Y en eso estamos.
«El alma Touza es sobre todo el ciudadano y la ciudad»
P.: Sin duda le espera un futuro muy prometedor a su estudio. De hecho, se ha adelantado a la siguiente pregunta sobre qué destacaría de todos estos proyectos, pero no ha quedado ninguna duda. Así que, en relación con su labor como arquitecto me gustaría preguntarle por cuál es la impronta de Julio Touza en todos sus proyectos. ¿Cuál sería el alma de Touza Arquitectos?
J.T.: Es muy bonito lo que acabas de decir, pero fíjate: una de las cosas que nos mueve es que nuestros proyectos no se identifiquen. Que cada uno responda a lo que nuestro cliente nos pide, a lo que la ciudad demanda y a aquello que la tecnología nos exige. Pero, siendo eso cierto, que no queremos una identificación permanente de «todo igual», «eso es un proyecto Touza sin duda», se perciben sesgos que efectivamente son el alma Touza. Y te voy a decir una cosa: el alma Touza es el compromiso, es la vocación, el trabajo bien hecho, la dedicación… El alma Touza es sobre todo el ciudadano y la ciudad.
Por consiguiente, ¿qué es lo que se ve en nuestros proyectos? Que están muy estudiados, muy trabajados y muy mimados, que hay pasión y hay sentimiento. Usamos siempre una arquitectura que tenga alegría, que sea muy abierta y luminosa, pero huyendo del espectáculo. Buscamos, a veces, lo espectacular. Pero el espectáculo está en el circo y el teatro. La ciudad no necesita espectáculo, lo es en sí misma. La ciudad lo que necesita son proyectos comprometidos con el ser humano, con la defensa del medio urbano y con el propio ciudadano. Ese compromiso es el alma de Touza Arquitectos.
P.: Para concluir, señor Touza, después de tantos años en el sector y después de tantos proyectos desarrollados, ¿le queda aún algún proyecto que le gustaría desarrollar y que hasta la fecha no haya sido posible?
J.T.: Claro que hay proyectos que nos gustaría hacer y que hasta la fecha no han sido posibles. Por ejemplo, teníamos un proyecto muy interesante que no se ha llevado a cabo para un programa hospitalario, en un país del áfrica sureña, en la parte más pobre de Angola. Me gustaría profundizar en eso porque los países africanos necesitan que alguien les lleve al ánimo modelos sanitarios novedosos, alegres, sencillos, poco costosos y sociales. Me gustaría ahondar en ese proyecto.
Y también hemos hecho otro proyecto que no se ha llevado a cabo para el Banco Mundial, con el fin de crear espacios de vida y de trabajo. Fíjate qué importante, en países como el Congo o como Sudán, y en las zonas más desprotegidas, a las que la guerra ha hecho más daño. Habría que llevar tecnologías vinculadas con el mundo sanitario, con aquellos medicamentos y medicinas que ya han perdido lógicamente el control por las farmacéuticas y ya pueden ser abiertas como genéricos. Para que aquellas gentes fabriquen sus propias medicinas, vivan de su trabajo, y se organicen en torno a sus lugares de trabajo con un modelo de vida saludable. Y, por supuesto, si fuera posible, haríamos un aeropuerto en el espacio. Pero eso va a tardar, ya no lo veré yo.
Redactora en Por metro cuadrado