Grupo Avintia es una de las marcas líderes que mayor impulso está dando a la construcción industrializada. Con la creación de ÁVITA, el grupo abandera la transformación de la construcción como hasta ahora la conocíamos bajo el lema “Cambiando el sector. Liderando la nueva Era”. Un cambio que posibilita ciudades más sostenibles con el medio ambiente, pero también económicamente al reducir costes de producción y plazos de entrega. Además, Grupo Avintia ha publicado el Libro Blanco: Sostenibilidad en Construcción Industrializada, que sienta las bases para la actividad de la construcción industrializada con un eje vertebrador: la sostenibilidad.
Este texto académico reúne a 18 expertos de diferentes áreas y entidades, entre ellos, a Diana Carolina Flores, responsable de sostenibilidad de Grupo Avintia. Por Metro Cuadrado ha podido hablar con ella en exclusiva sobre el reto que supone este nuevo modelo constructivo y también sus perspectivas, teniendo en cuenta las importantes rondas de financiación a la que opta el sector a través de los fondos europeos Next Generation.
Pregunta: ¿En qué momento Grupo Avintia decide apostar por la construcción industrializada con su división industrial ÁVITA?
Diana Carolina Flores: ÁVITA nace de Avintia Industrial, que ha sido, hasta ahora, la línea de negocio de Grupo Avintia concebida para promover el desarrollo y diversificación de la compañía, fundamentada en la innovación, investigación y desarrollo, bajo un esquema integrador de redes de conocimientos, procesos, recursos, productos y servicios, enfocada en un modelo de integración vertical y acelerador de startups. Actualmente, Avintia Industrial se ha transformado ya en ÁVITA, la constructora industrializada de Grupo Avintia que viene a materializar la industrialización como una solución ya presente en el sector constructor.
En 2017 se planteó el reto de integrar en el sistema de paneles de hormigón armado en la construcción en altura como parte de su estrategia de mejoras de los procesos productivos para hacer más eficiente el core de la cadena de valor de la construcción. En 2018 se estructuró por primera vez el modelo de negocio de ÁVITA como búsqueda de la estabilidad del proceso de producción a través de la industrialización y en 2020 comenzó el desarrollo y lanzamiento del ecosistema de partners. Actualmente hay una fábrica en funcionamiento para los proyectos de ÁVITA y una previsión de más de 1.700 viviendas para este 2022.
En materia de Sostenibilidad, en 2019 lanzamos Avintia Green Thinking como primer acercamiento, para dar paso ya en 2021 al desarrollo del Plan Estratégico Global de Sostenibilidad fundamentado en la línea de construcción industrializado con el objetivo de trasladarlo al resto de líneas de negocio.
P.: ¿Cómo ha sido el despegue de ÁVITA? ¿Se están cumpliendo los objetivos planteados?
D. C. F.: La implantación hoy en día de ÁVITA es un hecho consumado. En 2021 pudimos inaugurar nuestra primera fábrica de construcción industrializada en Aranda de Duero, que cuenta con una capacidad de producción de 90.000 m2 anuales en un turno, esto es, unas 1000 viviendas, y una cartera de producción adjudicada de 1.763 viviendas.
Gracias a ÁVITA, además, hemos conseguido verificar la sostenibilidad de un edificio residencial a lo largo de su ciclo de vida, siendo uno de los elementos clave del proyecto la sostenibilidad de la solución y el proceso constructivo. Así, se consigue una bajada de la demanda de energía del 40,1 % y un consumo de energía final que se reduce al 49,1 %, lo que se traduce en conseguir el certificado energético A.
«Con ÁVITA reducimos en un 75% los residuos generados en obra y contribuimos a la economía circular».
P.: Todos los agentes sociales advierten de que el cambio climático es ya un hecho irreversible. ¿Estamos ante un momento clave para abordar la transformación del sector?
D. C. F.: Me atrevería a decir que, aunque el sector en general va un poco tarde en la toma de acciones, está claro que el momento es ahora. Es necesario que modifiquemos los métodos, procesos y soluciones constructivas de forma que estas tengan un menor impacto ambiental y que las infraestructuras resultantes sean resilientes y con la garantía de durabilidad y calidad requeridos. Además, es necesario que puedan garantizar el bienestar y salud de las personas que desarrollan su actividad dentro dichas instalaciones, y la construcción industrializada tiene mucho que aportar aquí, ya sea en proyectos totalmente industrializados o integrando elementos y soluciones industrializadas en la construcción tradicional.
De acuerdo con el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en las próximas dos décadas, el planeta afrontará diversos peligros climáticos inevitables con un calentamiento global de 1,5 °C (2,7 °F). Incluso si se supera temporalmente este nivel de calentamiento, se generarán impactos graves adicionales, algunos de los cuales serán irreversibles, a lo que se suma que casi el 40% de las emisiones de carbono a la atmosfera es responsabilidad del sector constructor. Por todo ello, todas las empresas del sector deben trabajar por reducir drásticamente su impacto ambiental y asegurar una buena salud para el planeta.
P.: Escuchamos hablar de la construcción industrializada como la gran oportunidad transformadora y capaz de garantizar esa sostenibilidad en el sector constructivo. ¿Qué otros cambios conllevan este paradigma?
D. C. F.: La construcción industrializada, según la concebimos nosotros a través de ÁVITA, no se entiende si no va ligada a la reducción del impacto ambiental de la construcción (que ronda el 40% del total de emisiones de CO2 a la atmósfera). Con ÁVITA reducimos en un 75% los residuos generados en obra y contribuimos a la economía circular reutilizando o reaprovechando el sobrante en una cadena en la que tenemos a todos los partners alineados para optimizar este punto; reducimos el consumo de agua hasta en un 20% y el de materiales primas y hormigón hasta en un 50%; y, en las etapas de producción y construcción, conseguimos una reducción de alrededor del 40% de las emisiones de CO2 en comparación con una obra tradicional.
ÁVITA es capaz de producir prácticamente cualquier tipo de edificio -en una planta o en altura-, con una gran calidad y con el valor añadido de la tecnología, la gestión de la información y la sostenibilidad, siendo el aislamiento un punto muy fuerte con el que se garantiza, además, un ahorro energético durante la vida útil del edificio.
Gracias al sistema de fachada ÁVIT-A basado en un panel sándwich prefabricado en el que se integran las soluciones de nuestros partners, garantizamos 6cm exteriores sin puentes térmicos lineales de la construcción convencional, junto al aislamiento de 4cm del trasdosado interior, aumentando el aislamiento en 4cm de media en fachada, cubierta y en forjados en contacto con el exterior, mejorando los valores mínimos establecidos. Así, y siempre siguiendo una correcta ejecución de la estanqueidad de las juntas, podemos garantizar el confort, el bienestar y salud de las personas en el interior.
P.: ¿La digitalización es un factor indispensable en la construcción industrializada?
D. C. F.: La digitalización y gestión de datos es de vital importancia para garantizar un producto estándar capaz de ser producido en fábrica, ensamblado en fase de construcción, y que se pueda gestionar y analizar digitalmente durante la fase de operación. Por ello es a partir del modelo BIM que se comienza a dar vida al edificio desde su diseño. El conjunto de datos del modelo se traduce al lenguaje de la fábrica para su correcta producción, asignación y distribución a la obra. Así, la digitalización y la gestión de los datos que obtenemos a través de la sensorización e instalaciones IoT, podemos hacer cosas como mejorar el diseño y el estudio económico de la construcción industrializada.
Es indispensable por la cantidad de opciones que ofrece para mejorar el proceso de industrializada, generando alternativas de diseño basadas en el conocimiento de los planes de la base de datos y modelo BIM, controlando la calidad de los materiales, estructuras e instalaciones, optimizando la programación de la construcción o elaborando modelos predictivos de evolución de mercado.
Con este tipo de herramientas podemos ir monitorizando y evaluar cómo se comportan los materiales, estructuras e instalaciones, cómo se pueden mitigar riesgos y cómo reducir accidentes laborales. Además, se automatizan procesos, detectando deficiencias de gestión y riesgos, y se puede mejorar la logística de distribución a través de la identificación de medios de transporte, rutas en función de información sobre horarios y fechas, direcciones, tráfico, costes, velocidad, etc.
«La construcción industrializada, según la concebimos nosotros a través de ÁVITA, no se entiende si no va ligada a la reducción del impacto ambiental de la construcción».
P.: Los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la Unión Europea y la Agenda 2030 marcan el reto de la reducción de al menos un 55% de los gases efecto invernadero en comparación con 1990. ¿Tiene el sector constructivo un papel primordial en la consecución de estos objetivos?
D. C. F.: Lo he respondido de alguna forma en la segunda pregunta.
P.: La llegada de los fondos europeos Next Generation se espera con ganas. España será receptora de 140.000 millones de euros, siendo la construcción industrializada uno de los sectores con más posibilidades de beneficiarse de las mismas. ¿Cuál es la perspectiva?
D. C. F.: El año pasado introdujimos una Manifestación de Interés para el PERTE de economía circular, tomando como base el modelo de la construcción industrializada como punto de partida para el desarrollo de un modelo integral de economía circular del sector de la construcción.
De las líneas de acción incluidas en el PERTE nos hemos centrado en la actuación transversal que impulsa la economía circular de la empresa, para lo cual se destinan 192 millones de euros y se distribuirá en las categorías siguientes: reducción del consumo de materias primas vírgenes, ecodiseño, gestión de residuos o digitalización.
El proyecto de economía circular como parte fundamental de ÁVITA nace y se conceptualiza con el fin de desarrollar e implementar soluciones, circulares y económicamente viables a lo largo de toda la cadena de valor de la construcción industrializada.
P.: Usted ha participado en el Libro Blanco: Sostenibilidad en Construcción Industrializada promovido por Grupo Avintia, ¿cómo ha sido el reto?
D. C. F.: Más que un reto ha sido una oportunidad de poder compartir y generar conocimiento a través del intercambio con todas las personas que han colaborado en el desarrollo del Libro. En él, a través de la introducción de dos de los pilares estratégicos que Grupo Avintia ha establecido para su estrategia de sostenibilidad y que conforman el corazón de la sostenibilidad de ÁVITA, como son Net Zero y la Economía Circular, acompañados por la innovación, son los ejes principales que se abordan para la transición del sector hacia el desarrollo sostenible y hacia la reducción del impacto ambiental.
P.: La previsión es que para 2030, el 40% del sector se base en la industrialización, si bien ahora la cifra ronda el 2%. ¿Cree que se conseguirá el objetivo de transformación del sector constructivo en línea con el desarrollo sostenible y la mitigación del cambio climático?
D. C. F.: Se conseguirá, además de como un elemento necesario para garantizar la contribución a los objetivos planteados y los compromisos de reducción de las emisiones de carbono a la atmósfera, para fomentar el bienestar desde el entorno construido, acompañado por el cambio en las necesidades del cliente final. La construcción industrializada representa un factor clave en la optimización de los procesos constructivos y los consecuentes ahorros en costes tanto para el promotor como para la constructora, a través de la estandarización de procesos, soluciones y productos.
Redactora en Por metro cuadrado