Seguro que con este título todos habéis pensado al leerlo, que mi post trataría de vivienda y más vivienda; pero no. La joya de la corona inmobiliaria en estos momentos es la logística.
Las cifras no dejan lugar a dudas, en el año 2020 la inversión superó los 1.400 millones de euros y para el año 2021, está previsto que supere los 2.000 millones de euros.
Es tal la solidez y el crecimiento del sector logístico que es el único que no ha visto reducidas sus rentabilidades, situándose prácticamente al mismo nivel que el alquiler de oficinas o de viviendas.
Clarion Partners, Mountpark, Amazon, Cubyn, VGP, Mercadona, BentallGreenOak, Innavia, etc… son algunos de los nombres que ya nos suenan a todos de forma recurrente dentro de este sector, debido a la gran cantidad de operaciones que se están realizando en estos momentos. Donde destaca de forma considerable la zona centro, solo en el primer semestre de 2021 se prevé la contratación de más de 500.000 m2.
Dentro del sector, observamos el fuerte incremento de la logística de última milla. El confinamiento y la pandemia han provocado un crecimiento exponencial en la digitalización de muchas empresas y por ende del e-commerce, lo que ha provocado una fuerte demanda de naves para el stock logístico.
Y como otros tantos hábitos nacidos de esta crisis sanitaria, este crecimiento, que ya se venia produciendo en los últimos años, aunque de manera más moderada, ha venido para quedarse. Los nuevos hábitos de consumo y de compra se consolidarán cada día mas de la mano de una fuerte digitalización de todos los sectores productivos y económicos del país.
Desde las administraciones públicas tienen que ser ágiles a la hora de dar respuesta a estas necesidades de implantación, puesto que consumen gran cantidad de superficie con una baja edificabilidad y normalmente los desarrollos industriales actuales no dan respuesta a las necesidades de estos operadores logísticos, que cada vez quieren implantar sus centros lo más cerca posible de los grandes núcleos urbanos con la finalidad de abaratar sus costes y también lógicamente, como derivada los del consumidor final.
No debemos quedarnos en la retórica fácil que muchas veces he tenido que escuchar, “no quiero camiones todo el día circulando por mi polígono”. Quizás a todos nuestros dirigentes les gustaría tener a Google o Facebook en sus municipios, pero me gustaría destacar que la industria logística es una industria moderna, muy eficiente, ahora mismo con altos estándares de sostenibilidad, con un compromiso mayor cada día con el medio ambiente y una fuente muy importante de creación de puestos de trabajo, de los que, en estos tiempos, no vamos muy sobrados.
Para concluir este artículo, yo me atrevería a recomendar la lectura de estas palabras a nuestros responsables institucionales:
“La primera responsabilidad de un líder es definir la realidad. La última es dar las gracias. Entre ambas circunstancias, el líder es un sirviente”.
Max De Pree
Comunicación, medios digitales, relaciones públicas y desarrollo territorial