“Los negocios son un medio, el único medio, de incrementar la cantidad de bienes disponible para preservar la vida y hacerla más agradable”
Ludwig von Mises
Akiro tiene 53 años, nació y vive en la prefectura de Hyogo, cerca de la ciudad de Kobe en Japón. Es ganadero de la raza vacuna “Wagyu” la considerada mejor carne del mundo.
Tiene en su granja más de 2.000 cabezas de ganado, que trata con mimo y cariño, aunque no tanto como sus antepasados.
Cuenta la leyenda familiar, que sus abuelos para que engordaran las reses, las aplicaban masajes para tranquilizarlas y les daban a beber cerveza o levadura de cerveza para estimular su apetito. Él no llega a tanto, pero si se levanta todos los días a las 5 de la mañana para cuidarlas. Pertenece a la cooperativa de Fukudenji, que se encarga de las labores de gestión de su granja y también de sus ahorros. Hace tiempo la cooperativa Fukudenji, con otras de la zona, crearon un fondo de pensiones complementario para que todos los ganaderos de la zona pudieran vivir dignamente en su jubilación complementando las pensiones públicas japonesas.
La pensión pública media en Japón en 1997 era de 320.000 Yenes, en 2017 sólo alcanzaba a 200.000 Yenes sufriendo una bajada del 38% en esos 20 años.
Eso lo sabe muy bien Hiroshi gestor del fondo de pensiones privada de los ganaderos de Kobe. Sabe que debe invertir seguro. No le van a juzgar por obtener beneficios altos, pero lo que no puede se puede permitir es perder el capital aportado por los ganaderos. Tiene la referencia de lo ocurrido a principios de 2019 cuando el mayor fondo de pensiones del mundo “el Fondo de Inversión de Pensiones del Gobierno de Japón”, registró una pérdida record. Un 9.1% de todo su volumen, o 14.8 billones de yenes menos, o 119.000 millones de euros menos en 90 días.
Por eso desde hace tiempo invierte parte del fondo en viviendas de alquiler en un mercado maduro como el español, concretamente en Madrid.
Madrid, como gran ciudad importa anualmente 100.000 habitantes que necesitan de una solución habitacional, tiene buena seguridad jurídica y la inversión se realiza en euros (moneda poco volátil) donde además los estudios aportados por su socio en España, es de un claro trasvase de vivienda de propiedad a alquiler.
Su socio local, es una gestora de fondos inmobiliarios de reconocido prestigio. Además de coinvertir parte de sus honorarios con el fondo de los ganaderos, confía en ellos porque entienden lo que es el Shitsuke y la filosofía Kaizen. Lo que no sabe nuestro amigo Hirosi y menos aún Akiro (nuestro ganadero) es que algún ayuntamiento gobernado por la izquierda le ha declarado la guerra a su gestor local “por ser un fondo buitre “ y le han declarado “empresa non grata”.
Ángel, nació y vive en Leganés. Un municipio colindante al sur de la ciudad de Madrid. Coloquialmente a los leganenses se les denomina “pepineros”, ya que este pueblo a principios del siglo XX abastecía de pepinos y otras hortalizas a la ciudad de Madrid. Pero en los años 50 de ese siglo todo cambió, miles de extremeños y andaluces (fundamentalmente) llegaron a la ciudad en busca de una vida mejor.
Ángel llegó en 1968 en plena transformación de la ciudad igual que Akiro. Hijo de tornero, pronto dejó los estudios para vender coches en un concesionario y lo compaginaba (todavía lo hace) con su verdadera pasión. Tocar en un grupo de heavy metal.
A Ángel le ha ido bien económicamente, trabajando duro tiene en la actualidad 3 viviendas en el municipio. Un chalet en Leganés norte (donde vive) y dos viviendas alquiladas en el barrio de San Nicasio.
Su primera vivienda fue una vivienda protegida de la empresa municipal que le tocó por sorteo. A los 10 años pagó la baja hipoteca y la vendió, con una muy buena plusvalía. Además gran parte de dicha plusvalía la cobró en dinero B (eran otros tiempos), pero fue pura “especulación”, ya que no debería haber vendido por encima del precio tasado del módulo de vivienda protegida y lo vendió por un precio muy superior.
Con ese dinero se metió en el chalet y en la primera casa de San Nicasio que alquiló. Posterior con los ahorros de sus “bolos de los conciertos“, compró y alquiló otra vivienda.
Ángel fue muy activo en el movimiento de los indignados del 15M de 2011. Y acampó y se expresó activamente en sus asambleas. Ahora está muy molesto porque uno de los inquilinos de sus casas en propiedad no paga las rentas y ha “okupado” su vivienda, con la ayuda inestimable y buenos consejos de la plataforma anti desahucios local. Como el ocupante es una familia desfavorecida con un menor con minusvalía sabe que le va a costar contar con estos ingresos en los próximos meses, pero está intentando con todas sus fuerzas desocupar su casa. De hecho le ha ofrecido una cantidad de dinero (en B otra vez) y que se vaya a una casa cerca, para que la ocupe, ya que es propiedad de un banco.
Estas dos historias son totalmente ciertas, he mezclado en el artículo a los hechos de varios personajes que conozco y aderezados con un poco de literatura, pero las historias de Akiro y Ángel son reales.
En mi opinión, tanto Akiro como Ángel lo único que intentan es llegar a su jubilación con la vida mejor resuelta posible, después de muchos años de trabajo y esfuerzo, pagando sus correspondientes impuestos y sin duda (aunque de manera muy diferente) la inversión en vivienda les va a dar esa seguridad.
Pero a la vista, para algunos y desde la simplicidad que dan los populismos, ambos son un “fondo buitre” y “un especulador”.
Licenciado en Derecho, consultor inmobiliario, autor del libro "¡Aún dicen que el pescado es caro!. Confesiones de un consultor inmobiliario". Fundador de Desaprendiendo Consulting, Dir. de Desarrollo de Negocio de Grupo Fogesa y Senior Advisor de Icrowdhouse.