En este artículo de opinión voy a dejar a un lado, algo que está muy de moda ahora y en boca de todo el sector inmobiliario, la vivienda social asequible en alquiler.
Voy a centrar el tema en la vivienda en propiedad, en la capacidad que tienen actualmente los jóvenes de adquirir una vivienda en propiedad, bien sea como elección de forma de desarrollo personal y familiar, bien sea como vehículo de ahorro y garantía de seguridad en el futuro.
En los últimos días hemos podido leer en la prensa artículos que inciden en esta cuestión y que en mi opinión dan en el centro de la diana a la hora de abordar la adquisición de vivienda por parte de los jóvenes. Sirvan de ejemplo estos dos:
“Banca e inmobiliarias estudiaran vías para facilitar el acceso de los jóvenes a las hipotecas”
“La banca endurece el préstamo promotor para evitar un desplome de precios de la vivienda”
El primero de los artículos mencionados hace referencia a la capacidad de acceso de los jóvenes a la vivienda que actualmente es prácticamente nula. Las entidades bancarias les exigen para la concesión de las correspondientes hipotecas un desembolso de entre el 20% e incluso del 40% del valor de la vivienda; lo que supone según el Consejo de la Juventud, más de cuatro veces su sueldo anual.
De la misma manera la parte de renta disponible que dedican nuestros jóvenes a la compra de una vivienda se situaría muy por encima del 30% que las entidades de crédito consideran el umbral máximo, situándose incluso en más del 50% y en muchos casos llegar al 90%; según el propio Consejo de la Juventud.
Ante ese panorama, las instituciones y las entidades bancarias deberían dar un paso adelante; igual que el ICO está concediendo créditos con condiciones bastante excepcionales debido a la pandemia, deberían instaurar algún mecanismo crediticio que permitiera a los jóvenes acceder a una vivienda: avales sobre el 20%, periodos de carencia, amortización gradual del desembolso inicial en un número determinado de años, etc.
Por parte de los bancos, se podría estudiar y poner en marcha las “hipotecas danesas” para la compra de primera vivienda por los jóvenes, lo cual abarataría el precio final de la misma y aliviaría la cuota mensual que tendrían que pagar nuestros jóvenes.
El segundo de los artículos hace referencia al endurecimiento de la concesión de prestamos al promotor, lo que dificulta y mucho, el acceso a la vivienda. Unas condiciones mucho más rigurosas alargan las operaciones inmobiliarias en el tiempo, con la consiguiente repercusión económica en el precio final de la vivienda.
Actualmente muchas entidades bancarias están exigiendo, junto con la concesión de la licencia de obras y otra serie de requisitos, un nivel de preventas que puede llegar hasta el 80% de la promoción y que estas preventas cumplan como se ha referenciado anteriormente con la capacidad de desembolsar al menos el 20% del valor de la vivienda.
Ahora bien, si esto está perjudicando claramente al sector promotor, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas promotoras, también hay que señalar que la compra de primeras viviendas por los jóvenes a través de las cooperativas de viviendas puede ser una fórmula para sortear, dentro de unos márgenes, estas dificultades. Puesto que normalmente el desembolso económico es más gradual y las cooperativas comienzan lógicamente con un nivel de ventas muy alto, sin olvidar el ahorro económico que supone la autopromoción de viviendas.
La solución al acceso de vivienda por parte de los jóvenes, como vemos , no es un problema sencillo de resolver, en él están involucrados multitud de operadores y con toda seguridad, la mejora vendrá determinada por la voluntad política y la creatividad económica y jurídica para hacer posible un derecho fundamental, como es el derecho a una vivienda digna.
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Interesa compra de vivienda en regimen de cooperativa en zona alta de Esplugas de Llobregat y Sant just desvern