El Instituto Catalán del Suelo, Incasòl, ha iniciado las obras de urbanización de la plaza del Ramal de Llers (El Alto Ampurdán). Los promotores de la intervención son el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, el Ayuntamiento de Llers y el INCASOL, dentro del protocolo 2009-2011 del 1% cultural.
La actuación cuenta con un presupuesto de 258.000 euros (IVA incluido), 108.000 euros de los cuales serán financiados por parte de los fondos provenientes del 1% cultural de la Generalidad de Cataluña y 150.000 euros por parte del Ayuntamiento de Llers. La dirección facultativa de la obra la asumen los arquitectos Marc Manzano Salón y Xavier Mora Panosa y ha sido adjudicada a la empresa Rubau Tarrés, SAU.
El ámbito de actuación comprende parte del área circunscrita al yacimiento arqueológico del Recinto amurallado de la Fuerza de Llers. Concretamente se enmarca en la plaza del Ramal, situada en el sureste del núcleo histórico del municipio y delimitada por la carretera de Terrades y las calles del Ramal, Sant Quirze y de la Fuerza, donde destaca el Centro Recreativo Llersenc en su fachada norte.
La actuación propone la urbanización de este espacio público con la proyección de una única plataforma que suaviza ligeramente la pendiente del área afectada, beneficiando su funcionalidad y la celebración de pequeños eventos. Además, se priorizará el uso de la plaza peatonal con la restricción del acceso rodado, enfatizando así también el acceso al núcleo medieval y el castillo.
Los trabajos, que ya han comenzado, consisten en el arranque y el derribo de pavimentos y mobiliario existente, replanteo general de niveles, y la renovación de las instalaciones y servicios existentes (saneamiento, agua, electricidad, telefonía, previsión de gas, alumbrado público y riego). Asimismo también se prevé la creación de un nuevo escalonado, con una nueva pavimentación en cuadrícula, combinando diferentes pavimentos de hormigón y de losas de piedra granítica, y la reparación de los muros existentes.
El municipio de Llers domina la llanura ampurdanesa, por la posición privilegiada que tiene una colina. Ocupa un punto estratégico en la geografía gerundense, lo que ha marcado su historia. La toponimia responde a la fundación del pueblo por una colonia de sardos durante los siglos V o VI aC. En 1912 se constató la antigüedad del asentamiento cuando se descubrió un cementerio prehistórico en poca distancia del pueblo. Durante la Guerra Civil, se produjo una catastrófica destrucción del pueblo, siendo uno de los más damnificados de la provincia. Esto conllevó la construcción de unas 600 viviendas a unos 500 metros de las ruinas, zona que hoy es conocida como Pueblo Nuevo.
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