El mercado inmobiliario consiguió reponerse a la terrible crisis financiera del 2008, resistió una pandemia mundial que obligó a modificar y actualizar el modo de comercialización de sus activos apoyándose en la tecnología y actualmente se encuentra encajando la guerra de Ucrania y el terrible golpe de la inflación.
Desde el 2022, vivimos unidos a la incesante subida de los tipos de interés y a una inflación que de un modo “silencioso” va empobreciendo la economía de los hogares. Esta subida imparable, sin duda, acabará reflejándose en el sector, ya que afecta directamente a las hipotecas, que suben sin cesar, y en la actitud de los bancos, que poco a poco cierran el grifo a los créditos.
Esta situación, aunque no de un modo inmediato, provocará un enfriamiento en el sector y, como consecuencia, menos hipotecas, menos ventas y ajuste en los precios. Después de unos años de recuperación de la actividad inmobiliaria, de la creación de nuevos desarrollos, aparición de nuevas compañías, expansión de muchas ya consolidadas, muchos economistas auguran momentos, sino de retroceso, de calma y de ajuste.
La inflación hace que nuestra capacidad de endeudamiento sea menor y esto, unido a la subida de los tipos y a un mercado inmobiliario con precios ya muy elevados, hace que muchos posibles compradores ya no tengan acceso porque la tasa de esfuerzo es demasiado elevada y que otros valoren la posibilidad de esperar hasta que la economía se estabilice.
No afecta sólo al comprador de vivienda habitual, sino también al inversor de vivienda al que este repunte no favorece en absoluto y hace que fije su mirada en otros mercados donde encontrar mayores rentabilidades.
En este escenario el más beneficiado es el Perfil del Ahorrador, ya que la rentabilidad de los productos de ahorro está mejorando. Muchos bancos ofrecen depósitos con intereses muy atractivos. También las letras del Tesoro se han convertido en un producto que ofrece beneficios que a tres meses superan la inflación. Del mismo modo, las cuentas han aumentado las rentabilidades.
Y unido a este panorama de inestabilidad económica, nos encontramos con un periodo de elecciones, que añade más incertidumbre y que es muy decisivo para muchos promotores e inversores. De hecho dependiendo del nuevo gobierno, de la Ley de Vivienda y de muchas otras decisiones que tomen una vez lleguen al poder unos u otros, el sector inmobiliario tendrá una u otra respuesta.
Así pues, seguimos muy pendientes de todas las informaciones que nos llegan, no muy esperanzadoras, observando con inquietud, como todos los indicadores inmobiliarios presentan, datos de caída.
Sin embargo, es cierto que la economía española está respondiendo mejor de lo que los analistas habían predecido. Esta respuesta puede ser debida al nivel de endeudamiento de las familias y de las empresas y a la ausencia de burbuja inmobiliaria.
Así pues, habrá que estar atentos a todos los indicadores económicos y políticos que marcarán sin duda, el futuro del mercado inmobiliario.
Por el momento, la evolución del euribor se prevé que continuará a la alza durante el 2023 y que durante el 2024 y 2025 se estabilizará y descenderá.
Previsión euríbor para 2023, 2024 y 2025
El Departamento de Análisis de Bankinter analiza en su informe de Estrategia trimestral su previsión del euríbor para 2023, 2024 y 2025.
Tal y como aparece en el cuadro siguiente, su previsión sobre el principal indicador para el cálculo de las hipotecas anticipa que el euríbor a 12 meses se moderará los próximos años. En concreto, y según sus estimaciones, el euríbor a 12 meses podría rondar el 4,10% en diciembre de 2023, para aflojar posteriormente hasta el 3,70% en 2024 y 3,20% en 2025.
Noticias sobre las transformaciones de las ciudades contadas con la máxima actualidad y calidad.