El mantenimiento preventivo es una apuesta segura hacia el ahorro, la seguridad y la conservación óptima de las construcciones. Este mantenimiento engloba todas las acciones que se realizan de manera proactiva para así disminuir o evitar problemas en el futuro. Un mantenimiento que se adelanta a las averías y fallos en la estructura de una construcción es de gran utilidad para aumentar la rentabilidad de los activos inmobiliarios, mejorar su estado y evitar gastos futuros. Además, la subsanación de posibles desperfectos o inicios de averías ayuda a los profesionales a ahorrar tiempo, ya que se trabaja en un problema antes de que surja.
El mantenimiento preventivo se define como la acción de revisar de manera sistemática las construcciones o maquinarias con el objetivo de evitar averías ocasionadas por el desgaste, uso o paso del tiempo. Estas acciones se ejecutan de manera proactiva, es decir, antes de que aparezca la necesidad y se trabajan bajo criterios fijos para determinar si puede llegar a existir un problema o fallo.
Este tipo de mantenimiento se ha popularizado en sectores como la industria o la construcción, ya que una mejor conservación de los equipos y la maquinaria se traduce en ahorro para las empresas. Se consigue que los equipos estén operativos durante más tiempo y se evitan fallos de rendimiento por el desgaste. Puede realizarse de manera programada y siempre siguiendo unas pautas para determinar el estado de la construcción o maquinaria a revisar. Si se lleva un control exhaustivo, se pueden detectar anomalías antes de que afecten de manera significativa a los tiempos y la producción de la empresa.
Existen varios tipos de mantenimiento preventivo y todos ellos pueden trabajar conjuntamente para conseguir resultados óptimos. En primer lugar, existe el mantenimiento programado, que recoge todas las acciones que se realizan de manera periódica para poder controlar el estado de la máquina o construcción. Normalmente, se determina por tiempo, kilómetros u horas de uso, según el activo a mantener. El mantenimiento de oportunidad por su parte engloba todas las acciones que se realizan cuando un equipo no se está utilizando, así se puede realizar un mantenimiento completo y evitar fallos. Un gran ejemplo de ello sería la revisión del sistema de calefacción antes de que empiece la temporada de uso. Por otra parte, el mantenimiento predictivo se realiza al final de un período máximo de uso, es decir, cuando se detecta que, por el uso o desgaste, ese activo puede empezar a dar problemas.
Todos estos tipos de mantenimiento preventivo conviven en el plan de mantenimiento, un elemento esencial para mantener una construcción en buen estado. Este plan de mantenimiento debe detallar todas las acciones que se realizarán, ya sean preventivas o correctivas, cuando ocurre alguna avería o fallo. Si se cuenta con un plan completo, se puede ofrecer un servicio de mantenimiento puntual, efectivo y de calidad, para que así sea rentable el mantenimiento de los activos. Además, este plan debe ir evolucionando con el tiempo, pues las necesidades de las construcciones o la maquinaria van cambiando con el paso del tiempo y el desgaste. Cuantos más años acumule un edificio, más probable será que aparezcan problemas.
Un gran ejemplo de mantenimiento preventivo sería la revisión periódica del sistema de gas en un edificio. Revisar el funcionamiento de estos sistemas antes de que empiece la temporada de frío, donde aumenta la demanda de este recurso, evitará fallos. Para poder llevar un control anual sencillo, una opción interesante es utilizar herramientas digitales de control como la de PlanRadar, que permiten disponer de grandes ventajas para los profesionales y empresas de construcción. Crear un plan de mantenimiento efectivo y llevar un control de todas las revisiones que deben hacerse, puede resultar una tarea sencilla con las soluciones digitales que ya existen en el mercado.
Pero ¿cuáles son las principales ventajas que encontramos en el mantenimiento preventivo? En primer lugar, se aumenta la seguridad y se evitan accidentes laborales. También se produce un ahorro de costes derivado de evitar la necesidad de tener que realizar mantenimientos más costosos a las empresas. Asimismo, hay que tener en cuenta que los errores o averías pueden provocar interrupciones en los flujos de trabajo de una empresa. Esto se traduce en costes para la empresa y en tiempo de espera para las partes implicadas. El mantenimiento preventivo apuesta por programar acciones de mantenimiento en tiempos de inactividad programados para que los flujos de trabajo no se vean afectados.
Por último, una ventaja destacable de llevar a cabo un mantenimiento preventivo es lograr aumentar la vida útil de los activos. Debemos tener en cuenta que los activos inmobiliarios, los equipos y la maquinaria, son elementos con una vida útil marcada. Con el uso continuado de los elementos y el desgaste por el paso del tiempo, se requieren de mejoras o mantenimiento para poder aumentar su vida útil. Un plan de mantenimiento que contemple estos desgastes será de gran utilidad para alargar la vida útil de los elementos consiguiendo así una mayor rentabilidad y evitando costes de inversión. El uso correcto de la maquinaria, la revisión periódica o la limpieza efectiva, son acciones preventivas que aumentarán la vida de un activo.
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