Si la forma de trabajar ha cambiado, también lo han hecho los espacios dedicados a ello. Las estrategias de compañías por todo el mundo ya incluyen una partida destinada exclusivamente a procurar el bienestar en la oficina, a los entornos colaborativos y a crear un espacio de trabajo que impulse a los equipos a reunirse, a desarrollar ideas conjuntamente y a dejar atrás el home office de lunes a viernes para tender hacia un modelo híbrido. Y, aunque esta estrategia ha sufrido una metamorfosis en los últimos años (sobre todo tras la llegada de la pandemia y la transmutación de la jornada laboral para muchos equipos), el mayor cambio se ve reflejado en la tipología de entornos de trabajo que eligen compañías de todos los tamaños.
De la oficina convencional a la oficina flexible
Eran ya muchas empresas las que, antes del punto de inflexión que marcó 2020, optaban por abrir la mente a la flexibilidad también en sus espacios de trabajo. El sector flex aterrizó en España en 1981 de la mano de Lexington y no ha dejado de crecer desde entonces, ni de adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado; de hecho, hasta su naturaleza se ha transformado.
Lo que nació como una solución de oficina temporal, de tránsito o enfocada estrictamente a un marco de adaptación de una empresa a un nuevo mercado o ubicación, ha madurado hasta convertirse en la opción de workplace con más adeptos en el medio y largo plazo. Lo que es más, la concepción del coworking ligada exclusivamente a freelancers, autónomos o profesionales individuales en remoto tan característica de este concepto también ha mutado.
Según el CBRE Agile Practice 2022, 8 de cada 10 empresas de perfil corporativo (y con necesidades high-profile en consecuencia) ya cuentan con espacios de trabajo flexibles en su portfolio de oficinas, provocando una inevitable especialización del sector.
De estos datos podemos deducir que existe un interés al alza hacia las ventajas diferenciadoras que los espacios de trabajo flexibles pueden acercar a compañías de todos los tamaños, y especialmente a grandes corporaciones con grandes plantillas y requerimientos. El cuidado de los empleados, la posibilidad de implantaciones tecnológicas ad-hoc y las condiciones contractuales establecidas a medida que un operador flex ofrece son los principales causantes del protagonismo de estas oficinas flexibles en las estrategias de workplace.
Nuevas necesidades en el espacio de trabajo: una adaptación constante
Uno de los drivers clave en la toma de decisiones sobre adoptar los espacios flexibles como una solución de workplace a largo plazo es su capacidad de adaptación constante a las necesidades cambiantes, tanto del equipo como del contexto social y económico.
La envergadura de grandes corporaciones y las complicaciones que puedan darse a nivel burocrático para cualquier movimiento estratégico ralentizan sus ritmos irremediablemente, por lo que contar con unos espacios de trabajo que suman flexibilidad y que reman a favor de la compañía, y no al revés, se ha convertido en un punto clave de sus planteamientos. Además, esta capacidad de las oficinas flexibles de adaptarse a los nuevos modelos de trabajo que demandan los empleados (como entornos colaborativos, el modelo híbrido o atmosferas sociales en el workplace, entre otros) es un factor ya decisivo en la atracción y retención del talento de las generaciones más recientes. Todo ello, por supuesto, sin dejar de lado los imprescindibles del talento consolidado ya dentro de la compañía, como espacios de concentración, salas de reuniones siempre disponibles y puestos de trabajo que permitan desarrollar la jornada laboral a la perfección.
Los espacios flexibles o el coworking corporativo de operadores flex especializados en estas compañías high-profile son la personificación perfecta de la excepción a la regla: «no siempre llueve a gusto de todos» pero, con las prestaciones que ofrece una suite, los conocidos como enterprise spaces o fórmulas on demand de estos espacios de oficinas flexibles, nos acercamos mucho.
Métricas sobre la ocupación corporate en espacios de trabajo flexibles
El perfil de los adeptos a este modelo de flexible workspaces no podría ser más variado, aunque operadores flex como Lexington, cuya experise yace sobre las grandes compañías que mencionamos, cuentan con métricas muy específicas de esta tendencia corporativa hacia el flex.
Tras la pandemia, la demanda de espacios flexibles de trabajo por parte de los facility managers no ha hecho más que aumentar, y es que cerramos este ejercicio con crecimiento del 47% en contratos de suites a medida para clientes corporativos (en comparación con el cierre del ejercicio anterior).
La ola flex de empresas de este tipo se ve reflejada, además, en que las oficinas flexibles que se suman a su portfolio no son solo pequeños espacios privados para equipos deslocalizados como podía ser la regla en el pasado, sino ambientes totalmente corporativos, con imagen de marca, módulos de trabajo disruptivos dentro de la propia oficina y muchas más zonas dedicadas y que responden a sus necesidades más específicas. Con un 65% de ocupación corporate, a noviembre 2022, en Lexington contamos con más de 860 puestos de trabajo destinados en exclusiva a grandes equipos de empresas internacionales y con gran proyección de crecimiento, más de 4.000m2 de oficinas flexibles personalizadas y una tasa de renovación corporate del 83%.
La metamorfosis de los espacios de trabajo de las grandes corporaciones las ha conducido, sin ninguna duda, hacia un futuro flexible.
CEO de Lexington