Con el fin de la temporada estival se inicia también un nuevo curso académico protagonizado por la búsqueda de residencias, pisos y habitaciones por parte de miles de estudiantes universitarios. Todo un reto para muchos jóvenes, pues a la ya de por si escasa oferta de viviendas en alquiler, se le suma el aumento del 5,59% del precio promedio de las habitaciones, alcanzando una media de 405€ al mes.
En este contexto, desde Comprarcasa prevemos que la demanda de habitaciones compartidas aumentará un 20% durante este periodo, especialmente en las grandes ciudades. Compartir alojamiento, de hecho, ya es la principal vía para que los jóvenes puedan emanciparse o estudiar fuera de su hogar, pues lo contrario sería destinar más del 39% de sus ingresos para poder vivir en ciudades como Madrid y Barcelona, un porcentaje que supera las recomendaciones del Banco de España de no destinar más del 35% de los ingresos al pago del alquiler.
Esta situación ha derivado en dos tendencias principales: el desplazamiento de los estudiantes y jóvenes a zonas periféricas de las grandes ciudades para buscar alquileres más baratos y la apuesta por las residencias de estudiantes. Solo entre 2019 y 2022 se abrieron 60 nuevos centros con más de 15.000 plazas en España, según los datos del Observatorio Sectorial DBK de Informa.
Otro de los principales desafíos a los que se enfrentan los jóvenes es la escasez de viviendas disponibles debido a la “turistificación” de los centros urbanos de las grandes ciudades. Y es que para los propietarios resulta más rentable alquilar su piso de forma intermitente que comprometerse con alquileres a largo plazo.
Esta estrategia les permite ajustar los precios en función de diversos factores como la temporada, la demanda y la duración de la estancia, entre otros. En contraposición, en un alquiler mensual a largo plazo, el precio permanece inmutable, lo que resulta menos atractivo para los propietarios. Un ejemplo de este fenómeno se observa en Madrid, donde los apartamentos turísticos han experimentado un crecimiento de dos dígitos, tanto en sus precios como en su cantidad.
Esta situación está generando una alarmante escasez de viviendas para los jóvenes cuya solución debería encontrarse en colaboración entre el sector público y privado. Los jóvenes que se trasladan a otras ciudades para estudiar o trabajar tienen cada vez más complicado encontrar una vivienda a un precio asequible. Como profesionales del sector, es nuestra responsabilidad trabajar en conjunto con el sector público para ofrecer nuevas soluciones que aseguren oportunidades reales para los estudiantes y sus familias.
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