La llegada de la crisis sanitaria ha acelerado claramente la transformación hacia modelos de trabajo mucho más flexibles y ha impulsado fórmulas que, aunque ya comenzaban a adquirir cierta importancia, estaban todavía relegadas a escenarios muy puntuales y a tipologías de empresa muy concretas.
Una de estas soluciones flexibles es el hot desking, la cual ha adquirido una mayor notoriedad en los últimos tiempos y se ha convertido en la fórmula más adecuada para la implementación del modelo de trabajo híbrido. En castellano, este concepto se traduce como «mesas calientes» y se trata de un sistema de distribución del espacio de trabajo basado en la rotación de los equipos. Aplicando esta fórmula, los empleados no disponen de una zona de trabajo fija y cambian de ubicación según las necesidades de sus tareas y teniendo en cuenta los trabajadores que acuden ese día presencialmente a la oficina.
El hot desking como valor añadido al modelo de trabajo híbrido
El trabajo híbrido lleva implícitas una serie de ventajas relacionadas con el compromiso hacia el bienestar del empleado, un factor que está adquiriendo cada vez más peso por parte de las compañías: conciliación de la vida familiar y laboral, una mayor confianza de cara al trabajador y una dosis creciente de flexibilidad y autonomía, entre otras cuestiones. Por su parte, el hot desking añade una serie de beneficios adicionales que tienen que ver con la optimización del espacio, el aprovechamiento eficiente de los recursos y la facilidad a la hora de crear estructuras organizativas basadas en proyectos o líneas de negocio.
Y es que resulta poco óptimo dejar una zona de trabajo vacía durante los días en los que el empleado no acude presencialmente al espacio cuando podría ser reaprovechada por otra persona del equipo que en ese momento sí se encuentre en la oficina. Un ahorro en inversión, ya sea de compra o de alquiler de m2, que podría afectar de manera muy positiva al balance de las empresas.
Además, se trata de una modalidad que, planificada y ejecutada con rigor, favorecerá de manera notable la productividad de las compañías, ya que permite agrupar tanto los recursos humanos como las herramientas necesarias en base a proyectos y objetivos comunes. El hot desking, y su sistema de rotación, «obliga» de algún modo a las organizaciones a establecer estos flujos de trabajo de manera mucho más meditada y consensuada desde el inicio, lo que repercutirá, sin duda, en una mayor eficiencia tanto en el corto como en el largo plazo.
Espacios flexibles para modelos de trabajo flexibles
Por último, deberíamos preguntarnos dónde sería más factible establecer un modelo híbrido bajo un sistema de hot desking. Ante esta cuestión, la respuesta es clara: los espacios de trabajo flexibles son los entornos mejor preparados para la implantación de esta solución con las mayores garantías de éxito. Esta tipología de workspaces cuenta con una gran capacidad de adaptación a las necesidades cambiantes de las empresas y la posibilidad de aumentar o reducir el tamaño del espacio alquilado en base al número de empleados de la plantilla en cada momento. Y es que, si el hot desking tiene como principal ventaja el aprovechamiento eficiente en su sentido más amplio, poco sentido tendría establecerlo en una tipología de espacio u oficina que no pudiera desplegar todo su potencial.
Chief Marketing Officer de Lexington