Uno de los efectos adversos del cambio climático en España es que los temporales cada vez son más comunes y potentes, incluso en zonas en las que rara vez se habían registrado. El pasado octubre, los medios de comunicación cubrían noticias sobre la tormenta Bárbara que dejaba grandes precipitaciones y rachas de viento de hasta 170km/hora. Consecuentemente, muchas infraestructuras se vieron dañadas porque no estaban preparadas para resistir tal impacto.
Cubiertas metálicas como la de un colegio de Valdetorres del Jarama (Madrid) o la de la Casa de la Cultura de Orendain (Guipúzcoa) salían despedidas. El problema es que no se trata únicamente de daños materiales, sino del riesgo que esto supone para la salud pública. Por este motivo, desde Tejas Hispalyt nos recuerdan la efectividad de los tejados construidos con tejas. Son capaces de resistir vientos de hasta 180km/hora y el material se mantiene intacto ante las lluvias torrenciales superiores a los 6l/m2 por minuto.
Humedades, corrosión, fuego
Según el «Análisis estadístico nacional sobre patologías en la edificación», elaborado por la fundación MUSAAT, los desprendimientos son protagonistas del 10% de las patologías que ocurren en una cubierta. Así pues, nos recuerdan la importancia de contar con materiales que se fijen con garantía. En muchas ocasiones, estos desprendimientos se producen por la corrosión y oxidación de la zona de unión entre los tornillos y la chapa metálica, lo que provoca un rápido deterioro de la infraestructura.
Además, se ha concluido que las humedades y filtraciones son la primera causa de problemas en una cubierta (con un 52% de las patologías). Ocurre lo mismo frente a la acción del salitre en zonas costeras porque corroe cualquier elemento metálico como la chapa. Sin embargo, la teja no es corrosible ni se oxida en los ambientes más expuestos.
Asimismo, este tipo de tejado es un elemento pasivo eficaz para proteger los inmuebles en caso de incendio, como los que puedan iniciarse, por ejemplo, por la caída de un rayo en cubierta. Debido a su composición cerámica, las tejas «no son combustibles, no emiten gases ni humos en contacto con la llama y no contribuyen al incendio», explica Noé Román, el presidente de la Sección de Tejas de Hispalyt. No obstante, también nos recuerdan que la efectividad de los tejados de teja depende de que el material de fabricación sea de calidad óptima.